INTERVENCIÓN EDUCATIVA
¿Cómo han de ser los objetivos para un
alumno con síndrome de Down?
Los objetivos que nos marcamos con un niño
son la base de toda la programación, ya que de ellos van a depender los
contenidos y las actividades que vayamos a realizar.
En ocasiones, como se ha dicho
anteriormente, bastará con modificar las actividades o la evaluación, pero en
los casos de las adaptaciones curriculares significativas, es preciso
modificar o eliminar determinados objetivos del currículo, o bien incluir
otros que consideremos necesarios. En el caso de los niños con síndrome de Down,
las adaptaciones curriculares significativas van siendo más
numerosas a medida que vamos avanzando en el sistema escolar.
Si hay algo importante en las adaptaciones curriculares
de los niños con síndrome de Down es la necesidad de descomponer los
objetivos en objetivos parciales. Necesitamos analizar los pasos intermedios
necesarios para alcanzar un objetivo final, de manera que el niño pueda
adquirir un determinado contenido sin lagunas y sin dejarse aspectos básicos
sin comprender.
Los objetivos han de ser:
- Individuales. Ningún niño es igual a
otro, y un niño con síndrome de Down tampoco. La programación debe ir dirigida
a cada alumno en concreto.
- Prioritarios, es decir, los más
importantes para ese momento. Es preciso establecer prioridades, porque no todo
se puede conseguir.
- Funcionales. Lo que para unos niños es
funcional, no siempre lo es para todos. Por ejemplo, a la hora de realizar la
pinza digital, algunos niños con síndrome de Down muestran más precisión con
los dedos: pulgar y medio. El profesor debe preguntarse qué es lo que pretende:
o que el niño sea capaz de coger objetos pequeños o incluso escribir
funcionalmente con una pinza “incorrecta”, o conseguir una pinza perfecta a
costa de que ésta sea menos funcional. O, por otro lado, qué es más funcional:
que el niño aprenda a comer por sí solo, a ser más autónomo y a tener más
habilidades sociales, o que sea capaz de comunicarse en inglés.
- Secuenciales y estructurados. Debemos
elegir aquellos objetivos que son base para futuras adquisiciones necesarias y
dividir los objetivos generales en objetivos específicos.
- Evaluables, operativos y medibles. Si
nos ponemos como objetivo “que mejore su atención”, éste no es operativo ya que
es muy relativo. Es bastante previsible que mejore la atención de un niño, pero
no sabemos cuánto ha mejorado. Por otro lado, nunca lo alcanzaremos, ya que
siempre es posible mejorarla.
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